Plaza sitiada puede ser leído como un cantar de gesta épico-lírico por el que transitamos todos con nuestra común historia a cuestas.

Estamos ante una recreación de rostros, momentos y experiencias que hemos vivido todos y, posiblemente, que vivirán quienes nos sucedan,  ya que de lo que habla no es de batallas, sino de la condición humana.